miércoles, 11 de noviembre de 2009

La deuda externa: la madre de todos los males argentinos


La deuda externa es un fenómeno relativamente reciente, pero no por eso poco importante. Su papel en el marco político y económico internacional de este último cuarto de siglo ha sido fundamental en el desarrollo de cada país. En la Argentina, particularmente, la deuda se acrecentó en forma notable, durante la Dictadura del ’76 en manos de los militares, que gastaron sin medir las consecuencias para la compra de armamentos. El total se estima en un crecimiento de 40000 millones de dólares de 1975 a 1983 (año en que, por fin, vuelve la Democracia de la mano de Alfonsín). Hay que aclarar, que en el contexto mundial, durante el período 1973-1978, la acción concertada de los países exportadores de petróleo llevó a que el precio mundial subiera por las nubes, haciendo que no pudieran gastar estos inesperados beneficios. Esto llevó a efectuar depósitos masivos de divisas en bancos internacionales, mayoritariamente de capitales norteamericanos. Años más tarde, durante el gobierno de Menem, la deuda se acrecentó un poco más debido a las privatizaciones de las empresas públicas y la creación del régimen provisional, el cual el año pasado quedó sin vigencia por una decisión de la presidenta.

Pese al contexto, es importante decir que la Deuda es un instrumento que en teoría, debería utilizarse para el crecimiento de un país en base a un plan estudiado, programado y aprobado por los Congresos nacionales, pero en la práctica, esto no es así. A dicho instrumento hay que sumarle la función última de generar riquezas para el bienestar de los habitantes de un país.

Para la Argentina, la deuda externa es un karma interminable, es un cuento de nunca acabar, donde se paga y se sigue pagando, y a la vez se debe cada día más. Se calcula que por estos días, la deuda supera los 170.000 millones de dólares, a pesar que en el 2003, el por entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner pagara la totalidad de la deuda con el FMI, convirtiendo a su gobierno, en el que más ha pagado en la historia del país. Esta cifra, los más de millones de dólares, es un tanto escalofriante y da cuenta de la pésima administración que tuvo la Argentina en las últimas décadas. Los gobiernos democráticos o los que no lo fueron, han pedido prestado dinero en grandes cantidades, pero no lo han destinado, justamente y como tendría que haber sido, a obras de bien público o para la sociedad. Los dirigentes argentinos no tienen lo que tienen que tener para plantarse y decir: “Tengo un plan concreto para cancelar lo que falta de la deuda externa”, es por eso, que tampoco defienden los derechos e intereses de los habitantes.

Desde los ’80, la Argentina viene acumulando más y más deuda externa, haciendo que sea imposible afrontar las crecientes condiciones de desempleo, pobreza y desindustrialización que atraviesa el país. No hay un solo y único responsable ni culpable de esta inmensa deuda, no hay a quien apuntar con el dedo juzgador. Todos los gobiernos dejaron su granito de arena; todos contribuyeron, los de izquierda, los de derecha, los militares, los peronistas y los radicales, todos y cada uno de ellos hicieron de la deuda externa la montaña de arena mas alta. Todos ayudaron a que la Argentina esté sumida en una de las mayores crisis económicas, políticas y sociales en lo que va de la historia. Ya no es sólo un obstáculo para el desarrollo sino también una carga muy pesada, imposible de afrontar en las condiciones actuales.


www.eurosur.org/deudaexterna/


www.taringa.net/posts/info/2501775/La-Deuda-Externa-Argentina.html

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