viernes, 2 de octubre de 2009

El Peronismo: forjador de la conciencia en la comunidad nacional


El Peronismo marcó un hito en la historia del Sindicalismo en la Argentina, un antes y un después. Y cuando se habla de hito en el sindicalismo se hace referencia a la gran posibilidad que brindó el peronismo, de acceso de las clases obreras, o el proletariado, a la escena política, siempre en tono revolucionario. Fue la respuesta política más acertada a las condiciones económicas y sociales que se estaban dando en el medio de un mar de incertidumbres ya instaladas en la sociedad.

Hablar de Peronismo es entrar en constante debate, hay quienes lo apoyan y quienes están en total desacuerdo con este tipo de gobierno, instaurado por el entonces Teniente Juan Domingo Perón, algunos lo tildaron de la “versión argentina del Fascismo italiano” por su semejanza con Mussolini en tanto al totalitarismo implantado, al servilismo, a la adulación, a las concentraciones multitudinarias, al despliegue de banderas, etc., aunque también se pueden ver algunas diferencias, como por ejemplo, que el Peronismo se formó sobre la base de los grandes sectores de trabajadores urbanos y rurales, mientras que en el caso italiano, sólo fue una ideología de la clase media.

Se trata de un fenómeno totalmente ambiguo que movilizó masas, que provocó levantamientos, odios y amores, frustraciones, que hizo sentir, a las clases desprotegidas y olvidadas por los gobiernos anteriores, que valía la pena seguir luchando por sus intereses y por sus ideales. El peronismo no podría haber existido sin este desamparo social y cultural provocado en las clases más bajas, pero tampoco podría haberse llevado a cabo sin el apoyo incondicional de la Iglesia, del Ejército y de la clase obrera, quien el 17 de octubre de 1945, hizo vibrar la ciudad de La Plata, se hizo escuchar, dijo “Presente”, y de allí en más, el apogeo del Sindicalismo, la emancipación de los trabajadores y la liberación de la República.

Pero, a pesar de todo lo que el Peronismo provocó, el final de Perón no fue demasiado feliz, si bien luego de su caída, casi obligada, en septiembre del ’55, él tuvo su tercer mandato presidencial durante la década del ’70, ya nada fue lo que era. Su tercer mandato fue débil y duró poco porque la muerte lo encontró. Perón fue cayendo lentamente, primero en manos del propio Peronismo, porque es allí donde se encontraba la traición (curas, comunistas, socialistas, radicales), el exilio en Paraguay, y luego ya sin fuerzas, se rindió ante la figura de la Muerte, quien lo encontró en 1974.

Es así como se sigue hablando de Perón y del Peronismo, y de lo que provocó en mucha gente, de todo lo que hizo, de los hospitales que construyó, de cómo promovió la educación laica en las escuelas, del amparo en los más desamparados, de la fundación de centenares de clubes y sociedades de fomento y recreación, etc. Quizás para muchos Perón fue un Dios, y para otros, el mismísimo Diablo. Pero no caben dudas, de que amado u odiado, Perón fue un líder carismático que en sus discursos transmitía igualdad y confianza al pueblo argentino con su legendario “Compañeros…”.


http://es.wikipedia.org/wiki/Peronismo

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